Se cuenta que la aparición formal de los primeros asentamientos humanos en el occidente de México se remonta hace 7 mil años.
El territorio del actual estado de Jalisco estuvo habitado por diversas etnias: bapames, caxcanes, cocas, cuachichiles, huicholes, cuyutecos, otomíes, nahuas, tecuejes, tepehuanes, tecos, purépechas, pinomes, tzaultecas y xilotlantzingas, pinos, otontlatolis, amultecas, coras, xiximes, tecuares, tecoxines y tecualmes.
Durante el año 100, en la costa de Jalisco, entre Puerto Vallarta y Cihuatlán, así como en el oeste de la entidad; se desarrolla una cultura semejante a las de Colima y Nayarit, cuyos asentamientos principales se establecen en Tuxcacuesco, Autlán, El Ixtépete y cerca de Barra de Navidad. Su cerámica evoca motivos mortuorios, militares y costumbristas.
El 5 de febrero de 1917, fueron recogidos estos principios en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cerrando para Jalisco, la etapa de su consolidación como Estado. A partir de entonces en este estado, se ha iniciado la realización de un viejo anhelo de todos sus habitantes, el de avanzar en la democracia desde el ámbito local y hacer de la alternancia en el poder una realidad para las futuras generaciones.
Su actual conformación del Congreso Local y los Ayuntamientos son un reflejo de que los jaliscienses estan en la búsqueda de organizaciones cada vez más democráticas que concuerden con una sociedad más plural y moderna.